¿Por qué a mí?
Hace ya algunos meses se llevó acabo un diplomado misionero en Acapulco, en el que tuve oportunidad de participar y en el que viví una experiencia no muy grata. Era el penúltimo día del evento que se llevaba a cabo dentro de las instalaciones del hotel, donde se desayunaba, comía y cenaba con todos los participantes, desde exponentes hasta los hijos de los participantes, donde ya se realizaba un grupo lleno de camaradería.
Tuvimos un evento en grupos que por el calor del verano, la mayoría eligió trabajar al aire libre, uno de los líderes de los equipos se retrasó, y esto hizo que algunos chicos fueran a ver las olas de la tarde que se habían arreciado por los vientos.
Estábamos ya trabajando, cuando empezamos a escuchar gritos de auxilio y
de confusión, los líderes y varones corrieron a la playa, y no muy lejos veíamos dos personas que luchaban por sus vidas en el agua, todos entramos en shock, y la mayoría de las mujeres nos arrodillamos a orar y clamar a Dios por sus vidas, aún sin saber de quién se trataba, cuando lograron sacarlos después de unos largos minutos, nuestro clamor cambio a "Dios tu puedes regresarlos a la vida", y ahí es donde entró en mi esa frase de: “para ti no hay imposibles”.
Finalmente dos misioneros participantes del grupo murieron y el resto del grupo, sumido en la confusión y dolor nos preguntábamos, ¿por qué no nos escuchó Dios?
Cuando nos calmamos y los cuerpos fueron llevados por las autoridades correspondientes, los líderes hicieron una terapia de grupo, en la que algunos participantes lograron expresar su sentir, así como agradecer a Dios por la vida y servicio de estos jóvenes.
Y creo que al igual que yo en ese momento, ahora tú te puedes preguntar, ¿por qué Dios permite estas cosas? Y alguien del grupo nos dijo: ¿y por qué no?
Dios es soberano, pero esto no quiere decir que cambia de parecer, o que esta a la expectativa esperando vernos tropezar y castigarnos, Él tiene un propósito para nuestra vida, y Él tenía algo muy especial para mostrarnos a cada uno de los que vivimos esta tragedia.
Recordemos a José, que es el mejor ejemplo de sufrimiento y de eventos continuos de infortunios, pero si no hubiera pasado por todo eso, no hubiera sido el segundo en Egipto y no hubiera podido salvar a su familia y a cientos de judíos de morir de hambre.
Efectivamente para Dios no hay imposibles y creemos que todo lo que pidamos en oración nos es hecho, pero en la voluntad de Él, no en la de nosotros, los integrantes de ese diplomado orábamos de acuerdo a nuestra voluntad, no en el propósito de Dios.
Ahora entiendo que Dios me confió esta situación para aumentar mi fe, para entender que sus caminos no son mis caminos (Isaias 55:8). En estos momentos atravieso una serie de problemas de salud muy fuertes que ponen en riesgo mi vida, pero estoy confiada en que Dios tiene el control absoluto de esta situación, se que me estaba preparando para este momento.
No pierdas la fe, Él tiene un propósito para tu vida, Él tiene una salida victoriosa.
Tuvimos un evento en grupos que por el calor del verano, la mayoría eligió trabajar al aire libre, uno de los líderes de los equipos se retrasó, y esto hizo que algunos chicos fueran a ver las olas de la tarde que se habían arreciado por los vientos.
Estábamos ya trabajando, cuando empezamos a escuchar gritos de auxilio y
de confusión, los líderes y varones corrieron a la playa, y no muy lejos veíamos dos personas que luchaban por sus vidas en el agua, todos entramos en shock, y la mayoría de las mujeres nos arrodillamos a orar y clamar a Dios por sus vidas, aún sin saber de quién se trataba, cuando lograron sacarlos después de unos largos minutos, nuestro clamor cambio a "Dios tu puedes regresarlos a la vida", y ahí es donde entró en mi esa frase de: “para ti no hay imposibles”.
Finalmente dos misioneros participantes del grupo murieron y el resto del grupo, sumido en la confusión y dolor nos preguntábamos, ¿por qué no nos escuchó Dios?
Cuando nos calmamos y los cuerpos fueron llevados por las autoridades correspondientes, los líderes hicieron una terapia de grupo, en la que algunos participantes lograron expresar su sentir, así como agradecer a Dios por la vida y servicio de estos jóvenes.
Y creo que al igual que yo en ese momento, ahora tú te puedes preguntar, ¿por qué Dios permite estas cosas? Y alguien del grupo nos dijo: ¿y por qué no?
Dios es soberano, pero esto no quiere decir que cambia de parecer, o que esta a la expectativa esperando vernos tropezar y castigarnos, Él tiene un propósito para nuestra vida, y Él tenía algo muy especial para mostrarnos a cada uno de los que vivimos esta tragedia.
Recordemos a José, que es el mejor ejemplo de sufrimiento y de eventos continuos de infortunios, pero si no hubiera pasado por todo eso, no hubiera sido el segundo en Egipto y no hubiera podido salvar a su familia y a cientos de judíos de morir de hambre.
Efectivamente para Dios no hay imposibles y creemos que todo lo que pidamos en oración nos es hecho, pero en la voluntad de Él, no en la de nosotros, los integrantes de ese diplomado orábamos de acuerdo a nuestra voluntad, no en el propósito de Dios.
Ahora entiendo que Dios me confió esta situación para aumentar mi fe, para entender que sus caminos no son mis caminos (Isaias 55:8). En estos momentos atravieso una serie de problemas de salud muy fuertes que ponen en riesgo mi vida, pero estoy confiada en que Dios tiene el control absoluto de esta situación, se que me estaba preparando para este momento.
No pierdas la fe, Él tiene un propósito para tu vida, Él tiene una salida victoriosa.
Por: Georgina Vargas
Comentarios
Publicar un comentario